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Parálisis facial

Cómo reducir los efectos de la parálisis facial con la homeopatía

No poder sonreir y masticar correctamente son parte de los inconvenientes de la parálisis facial. Afortunadamente, con la homeopatía es posible tratar efectivamente a esta patología.

La  parálisis facial es el resultado de un déficit completo o parcial del nervio central. Este trastorno se manifiesta con más frecuencia a través de una deformación del rostro de la persona que la sufre. La parálisis facial puede ocurrir sin razón aparente, y entonces es denominada “parálisis de Bell”. Se ha observado una fractura del peñasco del temporal, que ocasiona una lesión del nervio, puede a veces causar una parálisis facial. También puede ser debida a la compresión del nervio por determinados tipos de tumores. Las otitis, el  herpes zóster y la diabetes también son causas probables de la parálisis facial. Por otra parte, también puede producirse tras un accidente cerebrovascular. Mucho más molesta que dolorosa, la parálisis facial puede ser tratada, y los resultados obtenidos pueden ser muy satisfactorios y rápidos.

Síntomas de la parálisis facial

Según el tipo de parálisis facial, las manifestaciones pueden diferir. En algunas personas, los signos son a veces tan pequeños que pasan desapercibidos. La parálisis facial periférica es el resultado de una deficiencia del nervio central, que se sitúa delante del núcleo del tronco encefálico. Muy a menudo se declara con más frecuencia en forma de dolores persistentes detrás de una oreja o de una rigidez prolongada de la nuca. Según las personas, este tipo de parálisis facial puede agravarse en unos días o unas horas. La parálisis se manifiesta entonces por el relajamiento unilateral de los músculos del rostro, que lega a causar una dificultad para hablar o de audición. En el caso de una parálisis facial central, en la que la lesión del nervio central se sitúa detrás del núcleo, la parte inferior del rostro es la más afectada, y el ojo situado en la parte afectada por la parálisis podrá cerrarse sólo parcialmente.

La medicación indicada en homeopatía

El tratamiento de la parálisis facial puede durar varios meses, y existen medicamentos homeopáticos adaptados a cada tipo de parálisis. Así, la toma de un gránulo de Aconit 9 CH cada 15 minutos se presenta como la solución ideal para los tipos de parálisis faciales periféricas, como la parálisis de Bell. Para los casos de parálisis faciales crónicas, es aconsejable tomar tres gránulos de Causticum 5 CH a razón de tres veces al día hasta una curación completa.

Cuándo consultar a un médico

Como es a veces difícil encontrar la causa exacta de una parálisis facial, siempre es aconsejable consultar a un médico tan pronto como aparezcan los primeros síntomas. En el caso de que la parálisis vaya acompañada de un dolor insostenible en las orejas, es indispensable consultar al médico. Otros exámenes médicos como una resonancia magnética o una tomografía computadorizada así como el análisis del líquido raquídeo podrán ser efectuados para confirmar o invalidar un diagnóstico de parálisis facial.

Tratamientos y patologías asociados a la parálisis  facial

Tratamientos asociados?

  • Aconitum Napellus
  • Causticum
  • Conium Maculatum

  • Curare
  • Gelsemium Sempervirens
  • Hypericum Perforatum

Importante  Con relación a los otros tipos de tratamiento, la homeopatía tiene el mérito de aliviar los efectos de una parálisis facial mediante la toma regular de algunos medicamentos derivados de plantas naturales en dosis bien definidas.  Así, los medicamentos homeopáticos Aconit y Causticum proporcionan resultados muy satisfactorios.

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La patología y la homeopatía son dos campos de la investigación científica que van de la mano. De hecho, la investigación en homeopatía de una enfermedad siempre está acompañada de un estudio patológico de la enfermedad. La patología es el campo científico que estudia las enfermedades, mientras que la homeopatía es un método suave para el tratamiento de enfermedades. El tratamiento homeopático sigue los principios de similitud (Similia similibus curentur o " lo semejante cura lo semejante") y la exhaustividad. No existe un tratamiento universal para una determinada enfermedad, sino que la cura debe adaptarse a cada paciente.